Melampo piensa que los buitres se lo dirán. Sacrifican entonces dos toros a Apolo y queman los fémures con su propia grasa. Al ratito, dos buitres bajan por sus gajes. El uno le pregunta al otro por la última vez que estuvieron en casa de Filaco.
Aquella vez en que Íficlo ve a su padre castrar carneros. Entra en pánico, y cuando su padre se acerca para consolarle teme ser él una víctima más. Grita con todas sus fuerzas y Filaco arroja el cuchillo en cuestión que termina clavado en un árbol (1).
Cura psicológica: desclavar el cuchillo, raspar de él la sangre de los carneros, combinarla con agua y suministrarla por diez días.
Fin menos colorado: Íficlo engendrará a Podarces.
Filaco paga el favor alejando su ganado de las tierras de Neleo, y éste entrega a su hija virgen Pero al hermano de Melampo, Biante. Queda probado que en el mundo de los hombres un botín compra mujeres.
Hombre asutado. Tim Roth en Funny games
Bathsheba bringing Abisag to David (2) de John Boydell
[itd. British Museum]
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(1) La impotencia de resultas de la castración que se atestigua, y del castigo de la Diosa del árbol donde cae el cuchillo. (2) Dice la biblia (Libro I de Reyes) que la función de Abisag era calentar al rey David en la cama. Más éste nunca tuvo relaciones con ella.
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