"Marilyn Monroe, como Afrodita, es el apogeo del amor: nacida del amor, para el amor. Como era posible pagar por ese amor vicario ella era nada más y riada menos que una hetaira prodigiosa -como una Cleopatra rubia. Es decir, mera ramera-. Marilyn Monroe, hay que decirlo claro, era una puta -la puta platónica-, hembra cósmica. Ella era la representación virtual de la mujer para el vicio y la virtud del amor. Venus no era menos. Marilyn no fue la mujer que inventó el amor, pero pareció haber adquirido temprano la patente. ¿Quién no ha estado enamorado de Marilyn Monroe o de una de sus reproducciones en agua oxigenada? ...Marilyn es una Afrodita urbana surgiendo sobre el ajetreo del subway, ahora".
Guillermo Cabrera Infante.- El País, 1982
Así fue. “Oh, sí”, me informó Miss Collier. “Tiene algo. Es una hermosa niña. No lo digo por lo obvio, tal vez demasiado obvio. No es una actriz, en absoluto, en el sentido tradicional. Lo que ella tiene, esa presencia, esa luminosidad, esa inteligencia deslumbrante, nunca podría salir a relucir en el escenario. Es algo tan frágil, tan sutil, que sólo la cámara puede captarlo. Es como un colibrí en vuelo: sólo la cámara puede congelar su poesía. Pero quien piense que la chica es otra Harlow, o una puta, está loco. [...] (Ya se iba la luz. Ella parecía desvanecerse con la claridad, mezclarse con el cielo y las nubes, retroceder y ocultarse detrás. Yo quería alzar la voz por encima de los gritos de las gaviotas y preguntarle: “Marilyn, Marilyn, ¿por qué todo tuvo que salir así? ¿Por qué es una mierda esta vida?”)
Truman Capote sobre Marilyn Monroe en Una adorable criatura de Plegarias Atendidas (Anagrama,1984).
"Si, a la hora de la Fama como libro sagrado, Warhol es profeta del Antiguo Testamento, entonces Madonna es protagonista indiscutible del Nuevo. Con una diferencia: pueden crucificarla todas las veces que quieran, que ella aguanta y aguanta sin contemplar siquiera la idea de ir a sentarse a la derecha de su Madre, Marilyn Monroe."
Rodrigo Fresán (Pagina12)
Deber divino
Las Parcas le asignan un único deber a Afrodita: hacer el amor. Tanto así que Atenea la acusa cuando una vez la ve hilar. No es posible, ella tiene que renunciar a cualquier otra actividad.
Se casa con Hefesto y se acuesta con Ares, Posidón, Hermes, Dioniso, el mortal Anquises, Adonis, Apolo, Butes... Renovando siempre su virginidad en Pafos.
Su ceñidor mágico hace objeto de amor a su portadora.
Aphrodite Study de Brice Marden [itd. MOMA]
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