Narcissus de Michelangelo Caravaggio [itd. Wikimedia Commons]
Fidelidad sin consumación
Ártemis castiga a Narciso por su cruel vanidad, la que le lleva a mandar una espada al más esmerado de sus pretendientes, Aminias, para que se suicide en su honor.
El castigo es que se enamore de su reflejo en un arroyo.
Paradoja terrible porque asegura fidelidad pero también imposibilidad de consumación. Se posee y no, a la vez: ¿cómo se besa y se abraza?
Tumbado y embelesado piensa en eso.
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