Apolo, enamorado de Jacinto (¿?), elimina a su rival, Támiris, acusándolo con las Musas de ir por ahí vanagloriándose de cantar mejor que ellas. Puestas al tanto, ellas le quitan la voz, la vista y la memoria.
El Viento del Oeste (Céfiro), también enamorado de Jacinto, lo mata por celos un día que Apolo le enseñaba lanzamiento de disco: Céfiro intersecta el disco en el aire y lo dirige a la cabeza del hermoso. De la sangre que brota -dicen- sale la flor que lleva su nombre.
Detalle de Céfiro y Jacinto en vaso ático
[itd. Museum of Fine Arts, Boston]
Jacinto [itd. Wikimedia commons]
La casada infiel de Federico García Lorca
Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua me sonaba en el oído como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos.
[...]
Sus muslos se me escapan como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío
[...]
Sucia de besos y arena, yo me la llevé al río. Con el aire se batían las espaldas de los lirios.
Me porté como quien soy. [...]
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